jueves, 20 de junio de 2013

SOCIEDAD DE ÁNGELES Y DEMONIOS

“De cualquier sentimiento del mundo”
La costumbre es la más infame de las enfermedades porque te hace aceptar cualquier desgracia, cualquier dolor, cualquier muerte. Por costumbre se vive junto a personas odiosas, se aprende a llevar cadenas, a padecer injusticias y a sufrir. Se resigna uno al dolor, a la soledad, a todo. La costumbre es el más despiadado de los venenos porque penetra en nosotros lenta y silenciosamente, y crece poco a poco, nutriéndose de nuestra inconsciencia. Cuando descubrimos que la tenemos encima, cada una de nuestras fibras está adaptada, cada gesto se ha acondicionado y ya no existe medicina que puede curarla.” "Un hombre", Oriana Fallaci.

“En el principio Dios creo los cielos y la tierra…” y Dios paso a decir: “hagamos al hombre a nuestra imagen” según  nuestra semejanza”.
Y todo era bueno, no existía la maldad, no reinaba el pecado, todo era justo, perfecto. ¡Era el paraíso!.

Los seres humanos somos perfectibles a la socialización y el trabajo colaborativo, es decir, necesitamos de los demás para poder vivir y adquirir de ellos el aprendizaje de conceptos y prácticas. A través de la historia se han errado muchas prácticas que tenían como sentido caminos de humanización; la vida del hombre no ha sido fácil y nos hemos acostumbrado a un universo místico e inexplicable, de bestias y mansos.
Las nuevas generaciones hemos sido socializados en medio del conflicto y la violencia, la televisión derogo los paradigmas de la formación del ser y la inocencia se extermino de los ojos y la conciencia de la primera infancia.

A sido quizás la pérdida del sentido común y  de algunos valores la que nos ha llevado a desfragmentar las bases de las culturas, a olvidar el valor de la vida, a darle mal uso al poder de la lengua y, aunque siempre ha existido la injuria y las situaciones de decir lo incorrecto sin que nos conste sobre otras personas, hoy parece una práctica del diario vivir. No nos conformamos en vivir con dignidad y lo poco que tenemos, no somos conscientes de la necesidad de Dios en nuestras vidas, no damos las gracias, no pedimos permiso, no sabemos perdonar, la familia es una célula reventada en medio de la sociedad, los apodos son una constante creciente, el respeto por los superiores se perdió y la violación a los Derechos Humanos es más común que ver salir el sol al amanecer.

Por fortuna la educación mejoro para bien de las personas, antes era un privilegio solo de los hombres y deseo de las mujeres; ellas no tenían la garantía de votar. Por ejemplo, el derecho de las mujeres al voto es reciente. En Nueva Zelanda este derecho se reconoció en 1893, en Estados Unidos en 1920, en España en 1931, en Francia, Italia e Inglaterra en 1945, en México en 1953 y en Colombia en 1954. En muchas legislaciones de América Latina hasta los años 80´s las mujeres estaban obligadas a tener la autorización del marido para contratar. El acceso de las mujeres a los estudios universitarios también es relativamente reciente, así como su participación en espacios laborales y políticos. En la actualidad, aunque es mayor la participación de las mujeres en el mundo laboral, el porcentaje de mujeres en posiciones de toma de decisión sigue siendo muy inferior al de los hombres.

Hoy se sufre más de la anorexia social; personas que optan por vivir en un mundo de ideas, reducen sus espacios de participación socio-cultural y prefieren condenarse a la amargura de la oscuridad. Esas personas prolongan su sufrimiento para no ser víctimas de las burlas, la discriminación, el chantaje. Personas que no son capaces de mostrarse al mundo como son a causa de la degradación social con los comentarios, hay quienes con orientación sexual diferente se rotulan a vivir un calvario y porque ante la mirada crítica y despreciable de la sociedad se creen perdidos y sin valor.

Existen en la actualidad organizaciones que promueven el ejercicio de los Derechos Humanos, la prioridad en el cuidado de la primera infancia y el adulto mayor y ante ellos algunos actores que inciden en vulnerar estas políticas, son comunes las noticias donde familiares violan los niños (as), donde son golpeados los adultos, donde son abandonados o abortados los niños. Parece ser que los demonios les van ganado la batalla a los ángeles.
Vivimos en una sociedad injusta, conjugada con personas honradas y una escala de valores sólida, de maleantes y buenos y que generan en el pensamiento de cada individuo la duda y el miedo constante.

Hay quienes representan alegría y buen trato también. La sociedad de hoy es como la nicotina, aunque sea mala, sentimos la necesidad lógica de hacer parte de ella, no es buena, !es una mentira!; los jóvenes son vulnerables y expuestos a factores de riesgo en su afán de salir adelante, de estudiar, de dignificar sus vidas; la trata de  personas es una realidad, la desigualdad ya no se puede evitar, basta de guerras y de hambres, basta ya de las cosas que destruyen al mundo, de las balas que apagan la sonrisa de los niños, de los insultos que derrotan la autoestima, de las palabras que hieren, los recuerdos y el odio que consumen en silencio y asesinan las esperanzas de seguir viviendo.

Hablar de la paz como derecho y deber de corresponsabilidad, nos obliga a todos a practicarla en cualquier escenario de vida; sería imposible alcanzarla si siendo esto constitucional los políticos con sus filosofías de gobierno le siguen robando a los pueblos y las naciones, ellos ya no son autoridades dignas de respeto, sus actos de corrupción, mentiras e insensibilidad le han derogado credibilidad al gobierno.  Una carta magna con letras de hadas y políticos embrujados con el egoísmo irrazonable, mentes brillantes de magos radiantes, un país de locuras de ángeles y maleantes.
No somos auténticos, somos lo que la sociedad quiere para ellos; el reflejo de la pena. Somos productos de paradigmas, del qué  dirán, del miedo, de la cobardía, del modelo familiar; somos el espejo de la moda mundial. La fruta del pecado porque pecar no podemos más. Mirar adelante cuesta, cuesta el precio que se le paga a la sociedad, lágrimas de dolor en momentos de tristeza, lágrimas de alegrías en medio del júbilo y la gloria, cuesta forjar procesos de humanización cuando los fantasmas del mal asechan la debilidad de nuestros pensamientos.
¿Cómo te sientes hoy? ¿Qué piensas de la vida? ¿Te consideras bueno o malo? ¿Te gusta la violencia? ¿Has sentido amor? ¿Eres sensible? ¿De qué lado estas? ¿Cómo te gustaría tu mundo? ¿De qué grupo jugarías. Ángeles o Demonios?


Autor: Didier David Cataño Quiroz
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